El antiparadigma de Boeing

AW | 2024 06 26 21:21 | INDUSTRY / AVIATION SAFETY
Crisis seguridad vs desafíos de cambios estructurales
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La construcción del gigante americano aeroespacial The Boeing Company ha desarrollado a través de las décadas patrones de conductas en la filosofía de trabajo, presionado por el aumento de la competitividad y la reducción de los costos. El fabricante de aviones estadounidense ha estado recortando personal a lo largo de la historia de la compañía, lo que ha provocado fluctuaciones de calidad en el staff de profesionales en una industria que demanda mano de obra calificada y experiencia de conocimientos en la aviación.
Tras los fuertes recortes de las capacidades industriales al aparecer la competencia en el mercado del A320 por parte del consorcio europeo Airbus Industrie en 1988, se iniciaba un verdadero duopolio y una puja por la supremacía de poder en los cielos. En Noviembre de 2025 se discontinuaba el Programa 757, lo que Boeing dejó abierto el segmento de los narrowbodies a disposición de Airbus para ganar mercado. Sin un sustituto, el constructor americano fue perdiendo fuerza y mercado. La renovación de la tecnología de la Familia A320 con la aparición del A320neo continuó perjudicando las capacidades en Boeing y acelerando el Programa 737 MAX. Los problemas actuales de Boeing arrastran además una mala fusión con McDonnell Douglas en 1997, priorizando la contabilidad sobre las iniciativas de ingeniería.
La historia de la línea 737 MAX no es otra cosa de los errores de arrastre que ha desarrollado la compañía aeroespacial en muchos segmentos, una filosofía de trabajo que está costando corregir. Las presiones actuales por parte de los organismos de seguridad para que el constructor americano aumente la seguridad, ha puesto a los reguladores con un profundo escrutinio por parte del Gobierno de Estados Unidos.
La icónica compañía de aviación ha estado luchando contra una serie de problemas de control de calidad de alto perfil, una cultura de seguridad en su nivel más bajo alcanzado; como así también, ha tenido vaivenes económicos producto de depresiones en el sector de ventas producto de diferentes crisis mundiales. Del otro lado del Atlántico, el fabricante Airbus Group ha experimentado algunos de los mismos problemas que ha sabido corregir a tiempo.
La preocupación sistémica de la compañía y los organismos de aviación trazan una línea para establecer pautas y requerimientos para ajustar la tasa de seguridad a un nivel óptimo. Las bases de datos informan que un número récord de viajeros están cambiando sus itinerarios para evitar los aviones. Según los informes, algunos viajeros están recurriendo a medicamentos contra la ansiedad y a la oración para calmar sus miedos, mientras que otros se niegan a volar por completo.

Boeing anunció en Marzo 2024 que su CEO, David Calhoun, dejará la compañía. Esto se produce inmediatamente después de otros cambios de gestión de alto nivel. El precio de las acciones de la compañía ha caído drásticamente, alcanzando recientemente un mínimo de cinco meses, y los directores ejecutivos de varias aerolíneas importantes han solicitado reunirse directamente con la junta directiva de Boeing. Airbus tiene ahora una cuota de mercado de casi el 62% de los aviones de fuselaje estrecho. Hay pocas perspectivas de que Boeing haga avances significativos contra Airbus en el corto plazo, pues las aerolíneas valoran una flota de aviones homogénea porque ahorra en capacitación. A raíz del incidente del vuelo AS1282 de Alaska Airlines, de un Boeing 737-9 MAX, el Departamento de Justicia (DOJ) de Estados Unidos inició una investigación penal de Boeing y las auditorías de la Administración Federal de Aviación (FAA) en las fábricas de la compañía han revelado decenas de problemas con el avión 737 MAX y 787 Dreamliner.
Un aumento en la preocupación de los usuarios del transporte aéreo acerca del control de calidad llevaría a más viajeros a abandonar los cielos por las carreteras del país, un cambio de cultura de viaje. Esto crea un amargo dilema para los reguladores: si el público no cree que la agencia está tomando medidas enérgicas apropiadas contra Boeing, la compañía fabricante y los organismos fiscalizadores de aviación quedarían desaprobados.
La fatídica sustitución de los viajes en avión socavaría la confianza de los inversores de la industria de la aviación con la consecuente desaceleración de los viajes aéreas. Esta situación no es nueva. Tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, conocido como el 11/09, trajo aparejado una fuerte disminución de los viajes en el transporte aéreo producto de la falta de control y seguridad en la industria del transporte aéreo.
Si los problemas de Boeing se corrigen, una suposición basada en la creencia de que los problemas de Boeing se están enderezando producto de una mejora sustancial de la línea de ingeniería y producción, estimulados por restablecer la competitividad con su rival europeo Airbus, proporcionará el incentivo para que Boeing ponga su casa en orden.
Persistencia de problemas
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) se está impacientando con Boeing porque la agencia no puede obtener los registros de mantenimiento que ha solicitado sobre el incidente del vuelo AS1282 de Alaska Airlines y el papel que el trabajo fuera de secuencia (tareas realizadas en un orden diferente al planeado) puede haber desempeñado en la casi catástrofe. Además, un artículo reciente del Wall Street Journal afirma que los problemas de Boeing no pueden resolverse a corto plazo, pero pueden tardar dos décadas en rectificarse.
Los protocolos gubernamentales pueden mejorar el control de calidad, aunque no necesariamente deberían aumentar los costos industriales. El verdadero costo para la compañía es la falta de criterio y políticas definidas para salvaguardar a la compañía de un futuro fracaso. No todos los problemas graves requieren remedios costosos. Bajo escrutinio Federal, deberán determinar fehacientemente si los problemas de Boeing se derivan de la gestión, los sistemas, la ingeniería, la cultura o una combinación de esos factores.
Gigante enfermo
Otra consideración al evaluar los méritos de la intervención regulatoria es si Boeing es demasiado grande para quebrar. Otro accidente fatal puede poner a la compañía en una caída en picada de la que no puede recuperarse, dejando a Airbus como el único proveedor de grandes aviones comerciales. Es posible, tal vez incluso probable, que el Gobierno considere que esto es inaceptable dadas las implicaciones de gran alcance para la seguridad nacional, la economía estadounidense y el suministro de piezas.
Boeing es una empresa de 108 años de antigüedad con una orgullosa historia de éxito en la aviación y destreza tecnológica, pero en los últimos años parece haber perdido el rumbo. El historiador de negocios de Harvard Thomas McCraw (2007) explica que esto no es raro para las empresas que alguna vez dominaron sus industrias: «Casi todas las empresas, por muy fuertes que parezcan ser en un momento dado, acaban fracasando, y casi siempre porque no han sabido innovar. Los competidores se esfuerzan incansablemente por superar al líder, sin importar cuán grande sea la ventaja. Los empresarios responsables saben que ignoran esta lección por su cuenta y riesgo. Ningún país, independientemente de cuánto tiempo haya sido próspero, puede dar por sentada la opulencia permanente. Tampoco ninguna empresa puede asumir su existencia continua, como nos recuerdan nombres como Digital Equipment, Pan American Airways, Pullman, Douglas Aircraft y Pennsylvania Railroad. Cada una de estas empresas alguna vez personificó la vanguardia no solo de su propia industria, sino de los negocios estadounidenses en su conjunto. Y todos están ahora en el basurero de la historia, junto con cientos de miles de otras empresas de todos los tamaños, que alguna vez fueron tan fuertes como los dinosaurios, pero ahora están igual de extintas».
Perspectivas Boeing
El caso de la intervención regulatoria más agresiva actualmente puede evitar problemas más graves hacia el futuro. Pero la compañía debe reflexionar acerca de no caer en el problema del riesgo moral, mientras espera que el Gobierno lance sus salvavidas. La crisis de ahorros y préstamos de las décadas de 1980 y 1990 es un doloroso recordatorio de todo lo que puede salir mal.
Si Boeing se enfrenta a un desafío de innovación, es posible que tenga que pensar fuera de la caja para resolver su problema de control de calidad, para no encontrarse recuperando una caja negra del lugar del accidente.
El primer principio que debe guiar la acción de cualquier regulador de aviación es no causar efectos colaterales adversos. En el caso de los problemas recurrentes de control de calidad de Boeing, existe el riesgo de que la FAA pueda causar un daño significativo si no evalúa objetivamente los posibles costos y beneficios de cualquier acción o inacción regulatoria. Si la FAA puede abordar el problema del control de calidad de Boeing sin imponer costos marcadamente más altos a la compañía, entonces el caso para la intervención regulatoria es considerablemente más fuerte.
El verdadero desafía para el gigante americano Boeing es que aparentemente ha perdido la confianza histórica que representaba todo un paradigma en la industria de la aviación, mientras que actualmente continúa piloteando la desconfianza del público en sus productos. Boeing tendrá que aplicar medidas austeras para restablecer el liderazgo que otrora representaba todo un símbolo de la cultura de trabajo en The Boeing Company. 
The Boeing antiparadigm

Security crisis vs challenges of structural changes
The construction of the American aerospace giant The Boeing Company has developed behavioral patterns in the work philosophy over the decades, pressured by increased competitiveness and reduced costs. The American aircraft manufacturer has been cutting personnel throughout the company’s history, which has caused fluctuations in quality in the professional staff in an industry that demands qualified labor and knowledge experience in aviation.
After the sharp cuts in industrial capacities when competition appeared in the A320 market from the European consortium Airbus Industrie in 1988, a true duopoly and a bid for supremacy of power in the skies began. In November 2025, the 757 Program was discontinued, which left Boeing open the narrowbodies segment at Airbus’ disposal to gain market share. Without a substitute, the American builder was losing strength and market. The re-technology of the A320 Family with the appearance of the A320neo continued to undermine capabilities at Boeing and accelerate the 737 MAX Program. Boeing’s current problems also include a poor merger with McDonnell-Douglas in 1997, prioritizing accounting over-engineering initiatives.
The history of the 737 MAX line is nothing more than the drag errors that the aerospace company has developed in many segments, a work philosophy that is difficult to correct. The current pressure from safety agencies for the American builder to increase safety has put regulators under deep scrutiny by the United States Government.
The iconic aviation company has been battling a series of high-profile quality control issues, and a safety culture at its lowest level ever reached; As well as, it has also had economic ups and downs as a result of depressions in the sales sector resulting from different global crises. On the other side of the Atlantic, the manufacturer Airbus Group has experienced some of the same problems that it has been able to correct in time.
The systemic concern of the company and aviation organizations draws a line to establish guidelines and requirements to adjust the safety rate to an optimal level. Databases report that a record number of travelers are changing their itineraries to avoid airplanes. Some travelers are reportedly turning to anti-anxiety medications and prayer to calm their fears, while others are refusing to fly altogether.
Boeing announced in March 2024 that its CEO, David Calhoun, will leave the company. This comes on the heels of other high-level management changes. The company’s stock price has fallen sharply, recently hitting a five-month low, and CEOs of several major airlines have requested to meet directly with Boeing’s board of directors. Airbus now has a market share of almost 62% of narrow-body aircraft. There is little prospect of Boeing making significant inroads against Airbus in the short term, as airlines value a homogeneous aircraft fleet because it saves on training. Following the Alaska Airlines Flight AS1282 incident involving a Boeing 737-9 MAX, the United States Department of Justice (DOJ) launched a criminal investigation of Boeing and Federal Aviation Administration (FAA) audits of factories. of the company have revealed dozens of problems with the 737 MAX and 787 Dreamliner aircraft.
An increase in concern among air transport users about quality control would lead more travelers to abandon the skies for the country’s roads, a change in travel culture. This creates a bitter dilemma for regulators: If the public doesn’t believe the agency is taking appropriate crackdowns on Boeing, the manufacturing company and aviation regulators would be left in disfavor.
The fateful substitution of air travel would undermine the confidence of investors in the aviation industry with the consequent slowdown in air travel. This situation is not new. The attacks of September 11, 2001, known as 9/11, brought with it a sharp decrease in air transport travel as a result of the lack of control and security in the air transport industry.
If Boeing’s problems are corrected, an assumption based on the belief that Boeing’s problems are being righted by substantially improving the engineering and production pipeline, spurred by restoring competitiveness with European rival Airbus, will provide the incentive. for Boeing to put its house in order.
Persistence of problems
The National Transportation Safety Board (NTSB) is growing impatient with Boeing because the agency cannot obtain the maintenance records it has requested about the Alaska Airlines Flight AS1282 incident and the role of out-of-sequence work (tasks performed in a different order than planned) may have played in the near-catastrophe. Additionally, a recent Wall Street Journal article states that Boeing’s problems cannot be solved in the short term, but may take two decades to rectify.
Government protocols can improve quality control, although they should not necessarily increase industrial costs. The true cost to the company is the lack of criteria and defined policies to safeguard the company from future failure. Not all serious problems require expensive remedies. Under federal scrutiny, they will have to definitively determine whether Boeing’s problems stem from management, systems, engineering, culture, or a combination of those factors.

Sick giant
Another consideration in evaluating the merits of regulatory intervention is whether Boeing is too big to fail. Another fatal accident may put the company into a tailspin from which it cannot recover, leaving Airbus as the sole supplier of large commercial aircraft. It is possible, perhaps even likely, that the Government will find this unacceptable given the far-reaching implications for national security, the American economy, and parts supply.
Boeing is a 108-year-old company with a proud history of aviation success and technological prowess, but in recent years it appears to have lost its way. Harvard business historian Thomas McCraw (2007) explains that this is not unusual for companies that once dominated their industries: «Almost all companies, no matter how strong they appear to be at a given time, end up failing, and almost always because they have failed to innovate. Competitors strive tirelessly to surpass the leader, no matter how great the advantage. Responsible businessmen know that they ignore this lesson at their peril. take permanent opulence for granted. Nor can any company assume its continued existence, as names like Digital Equipment, Pan American Airways, Pullman, Douglas Aircraft, and Pennsylvania Railroad remind us. Each of these companies once embodied the cutting edge of not only its own. industry itself, but of American business as a whole. And they are all now in the dustbin of history, along with hundreds of thousands of other companies of all sizes, which were once as strong as dinosaurs but are now the same. of extinct».
Boeing outlook
The case for more aggressive regulatory intervention today may prevent more serious problems down the road. But the company must reflect on not falling into the problem of moral hazard while waiting for the Government to throw its lifelines. The savings and loan crisis of the 1980s and 1990s is a painful reminder of everything that can go wrong.
If Boeing faces an innovation challenge, it may have to think outside the box to solve its quality control problem, lest it find itself recovering a black box from the crash site.
The first principle that should guide the action of any aviation regulator is not to cause adverse side effects. In the case of Boeing’s recurring quality control problems, there is a risk that the FAA could cause significant harm if it does not objectively evaluate the potential costs and benefits of any regulatory action or inaction. If the FAA can address Boeing’s quality control problem without imposing markedly higher costs on the company, then the case for regulatory intervention is considerably stronger.
The real challenge for the American giant Boeing is that it has apparently lost the historical trust that represented an entire paradigm in the aviation industry, while currently, it continues to pilot public distrust in its products. Boeing will have to apply austere measures to restore the leadership that once represented a symbol of the work culture at The Boeing Company. 

PUBLISHER: Airgways.com
DBk: Faa.gov / Ntsb.gov / Usa.gov / Hup.harvard.edu / Airgways.com
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OWNERSHIP: Airgways Inc.
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